isa cortés

Recuerdo tocar la “raqueta de tenis” a modo de guitarra en los campamentos cuando era pequeña para acompañar mi incansable manía de cantar todo el día.

Lo siguiente que recuerdo, es unos años más tarde, llegar a casa un día cualquiera y que mi madre me ofreciese desempolvar la guitarra vieja que habitaba en la esquina de mi salón y me animase a tocar la guitarra. Desde ese día, mentiría si dijese que sigo siendo la misma.

A partir de ahí, como si de un “big bang” se tratase, dos de mis principales universos convergieron en uno. Por un lado, la música, que siempre había estado presente, y por otro, las letras, que siempre digo, fueron un salvavidas en un mundo un poco loco.

Empecé a ser, a través de las cuerdas, y de las letras, escribiendo mis propias canciones. Desde ahí, hasta aquí y ahora todo ha cambiado, pero no negaré seguir siendo parte de la niña que prueba de vez en cuando a sonar la “guitarra de tenis” para acompañar alguna de sus canciones.